miércoles, 30 de mayo de 2012
Cuento del abuelo
Erase una vez mi familia, somos siete y nuestro conejo llamado Calcetines. Estábamos en un pueblecito de Asturias comiendo bocarte, yo, que por cierto me llamo Flavia, estaba jugando con mis dos hermanos a lazarnos miga de pan, cuando de repente, PUM, mi abuelo, Tarsicio, se convirtió en gato. Mis padres y mi abuela nos miraron, nos quedamos todos paralizados si saber que hacer, ni que decir. Rápidamente me levanté de la mesa y fui a hablar con el camarero, resultó que era un mago muy antiguo. Le pedí por favor que viniera a nuestra mesa a ver lo que había pasado y a explicarnos porque mi abuelo ahora era un gato. Se sentó con nosotros y cuando tuvo toda nuestra atención empezó a contarnos la historia:
-Antiguamente todos creían en los magos, tanto para cosas buenas como para enseñarnos cosas. Cuando a una persona le gustaba mucho algo, se transformaba, para que así se diera cuenta de que hay que valorar todo.
-A mi abuelo le encanta el pescado, le interrumpí.
Él continuó:
-Como a tu abuelo le gusta tanto el pescado, mi magia le ha convertido en gato, para que al volver a ser humano se dé cuenta de que hay muchas cosas en la vida.
-Uf, menos mal que no va a quedarse así para siempre- exclamó mi hermano- aunque se lleva muy bien con el conejo Calcetines.
Jajajaja nos reímos todos.
Así, después de conocer la historia, le dimos las gracias al mago y se marchó.
Nosotros entre risas acabamos la comida y cuando volvimos a casa, mi abuelo volvió a ser un hombre, aunque se lamía la mano como un gato.
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